martes, 10 de noviembre de 2009

Wichí acusado de violar y embarazar a su hijastra adolescente



José Fabián Ruiz, miembro de una comunidad wichí, está acusado de violar a su hijastra menor de edad



La Corte salteña decidió
que un acusado de abuso
sexual continué detenido

El incidente ocurrió
hace cinco años en
Tartagal. La niña ahora
tiene un hijo producto
de la relación.

Hace tres años, la
Corte había dispuesto
una nueva investigación,
la cual determinó que
existido la violación.

Un hombre perteneciente a una comunidad wichí y acusado de abuso sexual calificado deberá seguir detenido y en espera del juicio oral y público, según una resolución de la Corte de Justicia de Salta conocida ayer.
Por decisión unánime, el máximo tribunal salteño rechazó un recurso de casación presenta­do por la abogada América Aleman, defensora de José Fa­bián Ruiz, indígena de la comunidad wichí “Hoktek t’oi (Lapacho Moto), de Tartagal, quien fue pro­cesado por “abuso sexual calificado con acceso carnal reiterado” en perjuicio de una hijastra suya, menor de edad.

Denuncia y conflicto

El conflicto se inició el 8 de julio de 2005, cuando Teodora Tejerina, una wichí denunció a instancias de la directora de la escuela donde concurría la niña, que su compañero José Fabián Ruiz había abusado sexualmente de su pequeña hija y la había dejado embarazada.
A la semana de dar a luz a una beba, Teodora Tejerina y algu­nos miembros de la comuni­dad Lapacho Moto comenzaron a exigir la li­bertad del acusado. La de­nunciante manifestó que lo había acusado por la insistencia de Dora Carrizo, titular de la escuela de la comunidad “Kiló­metro 17”. Los aborígenes exigieron entonces que la directora fuese relevada de su cargo.
El caso alcanzó resonancia internacional por cuanto hubo distintas opiniones, tanto judiciales como científicas y de integrantes de etnías, que argumentaron que no se podía juzgar a un wichí con pautas cul­turales distintas a las que rigen en el pueblo originario, en donde, supuestamente, las relaciones sexuales con una menor que ya experimentó su primera menstruación es una costumbre arraigada y aceptada.
Ese criterio es rechazado por los que dicen que Ruiz incurrió en un delito de abuso sexual agravado y que no se puede crear un orden jurídico distinto al de la Constitución Nacional y a los tratados internacionales que suscribió la Argentina.

Aguardando el juicio

El Alto Tribunal intervi­no a partir del planteo realiza­do por la defensa contra una resolución de la Sala Tercera de la Cámara de Acusación, que había rechazado el recurso de apelación contra la decisión del Juzgado de Instrucción Formal de Segunda Nominación del Distrito Judicial del Norte Cir­cunscripción Tartagal, de Ricardo Martoccia, que denegó el pedido de excarcela­ción.
Sostuvo la Corte de Justicia que el derecho constitucional a permanecer en libertad duran­te el proceso, no es una regla absoluta sino que reconoce li­mitaciones específicas, entre las que se cuenta "la necesidad de impedir que el imputado pueda eludir la acción de la justicia, a través del cual se inten­ta proteger la posibilidad de que el proceso tenga el sentido concreto de culminar con una decisión que de otro modo no podría producirse".
El juicio contra Ruiz, a cargo de la Cámara en lo Criminal de Orán, debió suspender la fecha de las audiencias de debate por los diversos incidentes planteados por la defensa.
Si la defensa decide insistir con el pedido de excarcelación, deberá hacerlo mediante un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por lo que Ruiz continuaría detenido hasta tanto se expida el máximo tribunal.
Según fuentes judiciales, la estrategia de la defensa es continuar dilatando el caso para luego exigir la pronta liberación de Ruiz, sin sentencia, en razón del tiempo que lleva detenido.

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Entrevista: Octorina Zamora, cacique de la comunidad wichí Honat le´les, de Embarcación

“Sigo pensando que esto fue una aberración”

- ¿Está de acuerdo con que Fabián Ruiz continúe preso y en espera del juicio, tal como dispuso la Corte de Justicia de Salta?

- Sigo pensando que la violación de una menor por parte de un mayor es una aberración, y que esto no existe como ninguna pauta cultural de las comunidades indígenas, y menos en la wichí, en donde es castigado es abuso de poder y las relaciones sexuales incestuosas.

- Sin embargo, algunos antropólogos insisten con respecto a la preexistencia de culturas que no pueden ser juzgadas.

- Insisto que esto es un crimen para los wichís, como lo es para ley argentina. Pero además, ya que me menciona a los antropólogos, a los cuales respeto, creo que también sería correcto hablar con los ancianos de la comunidad, que son fuente de nuestra sabiduría, y las mujeres, y no solamente con antropólogos ingleses o criollos con posturas que dicen que nos representan.

- ¿Qué dirían ellos?

- No se. Yo habló como cacique de mi comunidad y como mujer. Y creo que como sociedad argentina y pueblo wichí, no podemos permitir que se avale una violación, pues así se está poniendo en peligro a los niños, que para las comunidades indígenas son los únicos privilegiados.

- ¿No existen abusos dentro de las comunidades?

- Claro que existen. Y a veces los condenamos nosotros mismos, y también es cierto que en muchos casos se acepta el abuso de poder y el abuso sexual infantil en las comunidades originarias, pero en los casos que esto ocurre es porque son defendidos por la mafias de la dirigencia indígenas, apa­ñadas por los políticos y gobiernos de turno y por razones clientelistas.

El machismo

- Y porqué, excepto en su caso, no hablan las mujeres wichís?

- Porque no se les pregunta. Siempre se busca a funcionarios, políticos, académicos, y la gran mayoría son hombres. En este caso nunca se escuchó hablar a una mujer indígena. Creo que mucho tiene que ver la sociedad machista imperante, que ha ido cambiando la cultura originaria, imponiendo conductas que les eran útiles a los colonizadores y exploradores blancos. El machismo no es propio de los wichís.

- ¿Y cómo se manejan las relaciones de género entre los wichís?

- Tradicionalmente, los géneros tenían sus roles, y en muchas ocasiones las mujeres de una comunidad realizaban actividades que para los criterios europeos o dominantes, serían machistas. Por ejemplo, las mujeres podíamos tener también nuestros cotos de caza, vedados a los hombres.

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Breve cronología

El hecho:
El 8 de julio de 2005, entró a la Maternidad del Hospital Juan Domingo Pe­rón de Tartagal, Estela Tejerina (según su documento contaba con 9 años en ese momento, aunque se sostuvo que en realidad tenía dos años más por cuanto fue inscripta tardíamente), en compañía de su madre, Teodo­ra Tejerina, quien a su vez estaba embarazada de un mes).
La Jefa del Servicio Social elevó un informe a la Defensora de Menores e Inca­paces donde puso en conocimiento los hechos. Esto dio origen a una acción de Protección de Persona y promoción de ac­ción penal, dirigida por el juez Ricardo Martoccia, quien procesó a mediados de 2006 a Ruiz por “abuso sexual agravado por la guarda”.

Intervención de la Corte
A fines de 2006 el caso llegó a la Corte, que entonces ordenó que el juez Martoccia volviera a analizar la situación de Ruiz, teniendo en cuenta opiniones de antropólogos sobre el inicio de la sexualidad entre los wichís.
Sin embargo el juez de primera instancia procesó por segunda vez a Ruiz fundamentando que, más allá de las costumbres de su pueblo, la niña no estaba en condiciones de decidir sobre sobre su cuerpo.
Luego de esta determinación de Martoccia, América Aleman, la abogada de Ruiz, llevó otra vez el caso ante la Corte de Justicia para intentar que volviera a dejar sin efecto el procesamiento. El jueves, el Máximo Tribunal rechazó el pedido de Aleman y determinó que el acusado debe enfrentar un juicio oral y público.

Postura de la defensa
La defensa, llevada a cabo por la abogada América Aleman, sostuvo desde el comienzo que EstelaTejerina tenía 13 años al mo­mento de la denuncia, pues fue anotada 4 años después de su nacimiento.
El eje de la defensa es que “en los términos de la cultura wi­chí, se trata de una relación conyugal legítima y consentida entre adultos".
Con este argumento se viene dilatando el proceso con sucesivas apelaciones. Incluso se llegó con esta vía a postergar el inicio del juicio por el delito.

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Palabra de UNICEF

Según UNICEF, el 23 por ciento de las nenas y el 15 por ciento de los varones sufrieron algún tipo de abuso. "América Latina es una de las regiones más violentas del mundo y las personas menores de edad y las mujeres son las principales víctimas". dice el organismo

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La preexistencia étnica y cultural

Hace dos años, la mayoría de los jueces de la Corte local había anulado el procesamiento del juez Martoccia para que la Instrucción pondere –a la luz de los preceptos constitucionales que garantizan el respeto a la "preexistencia ét­nica y cultural de los pueblos indígenas argentinos" (artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional y artículo 15 de la Constitución Provincial)- una pericia antropológica objeto según ella de una "valoración peyorativa" por el juez intervi­niente.
Tal pericia acreditaría que, entre los wichís, es cos­tumbre ancestral que las muje­res puedan mantener relaciones sexuales consentidas a partir de su primera menstruación.
El voto mayoritario tuvo la disidencia de la jueza Cristina Garros Martínez.
“Sustraer a la población wichí de la aplicación de la legisla­ción penal argentina implicaría reconocer un privilegio que no todos los ciudadanos del país estarían en condiciones de exi­gir. ¿El respeto a una identidad
cultural preexistente está por encima de los derechos huma­nos, incorporados en el artículo 75 inciso 22 de la CN, luego de la re­forma de 1994?, decía aquel voto disidente.
Esta postura fue apoyada, entre otras, por las filósofas de la UNSA María Julia Palacios y Violeta Carrique en el n° 153 de la revista "Claves" ("Diversi­dad Cultural y Derechos Humanos", Salta, noviembre de 2006), defendiendo la aplica­ción irrestricta de los tratados sobre derechos humanos, en especial del pacto de San José de Costa Rica.

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Planteo internacional


La abogada América Aleman, defensora de José Ruiz, aseguró ayer a El Tribuno que continuarán, junto a la comunidad wichí de donde provienen las supuestas victima y victimario, pidiendo la libertad del joven wichí acusado, incluso “llegando a la Corte Internacional de Justicia, que exigiría al Estado Argentino que cumpla con las normativas internacionales de respeto a las culturas y pueblos originarios”.
Aleman sostuvo que desean que el caso llegue a juicio, pero con “Ruiz libre, pues incluso en marzo del año próximo llegará a tener 4 años preso, sin juicio, y a la madre de su bebé le tienen prohibido visitarlo, pese a que ella quiere hacerlo”.